viernes, 30 de marzo de 2012

Personajes históricos despreciables

Casi en simultáneo, a ambas orillas del Atlántico se estrenaron dos filmes biográficos que pretenden lavarles la cara a dos personajes históricos despreciables.
En los Estados Unidos, el magistral cineasta Clint Eastwood dirigió J. Edgar, sobre la vida de Edgar Hoover, ex director del FBI.
Desde Inglaterra, Phyllida Lloyd intenta algo parecido con la figura de Margaret Thatcher, en La Dama de Hierro.
En ambos casos, el retrato humano buscado tiene sus pinceladas fundamentales en la vejez de sus protagonistas.

“J. Edgar”
En el caso de J. Edgar, el afán de un joven por la seguridad de su país lo lleva a integrarse al FBI para luchar contra el bolchevismo interno. Su derrotero lo lleva, en poco tiempo, a montar un Proyecto X descomunal, con su férreo control personal y con independencia del poder presidencial de turno hasta su muerte en 1972, durante administración Nixon. La homosexualidad oculta de Hoover y la relación con su madre son los elementos que humanizan al personaje, de quien, antes que borrar sus culpas, ocultan la importancia de su responsabilidad en el montaje de un aparato de persecución y espionaje que hasta el día de hoy continúa intacto. En resumen: es la vida de un hombre preocupado por la seguridad de su país y atravesado por conflictos humanos hasta sus últimos días. También cometió algunos excesos, apenas sugeridos en el filme.

“La Dama de Hierro”
En el caso de La Dama de Hierro, la cuestión política y el ámbito doméstico pivotan ambiguamente sobre la figura de Thatcher, dejándole al espectador una biografía política incompleta, lo que hace efectiva su lavada de cara. En la película se construye un relato en el que prevalece una Thatcher compuesta por su condición de mujer independiente, hecha a sí misma, la hija de un almacenero que llega muy alto. En contraposición, se puede afirmar que en el relato que escribió la historia misma quedaron grabadas con fuego, en el recuerdo de la clase trabajadora de Gran Bretaña, todas esas pestes que componían a Thatcher, de las que la película carece. Un relato con mucha mayor perdurabilidad que La Dama de Hierro.
Sin embargo, la lectura del espectador no es pasiva y puede sacar conclusiones en base a indicios que el mismo filme presenta, sobre todo en el uso del material de archivo -tal vez lo mejor tratado en la obra. Antes de la guerra de Malvinas, el archivo cuenta la explosión social en el Reino Unido, el desprestigio de los conservadores frente a las masas británicas y la brutal represión de ese movimiento. Cuando se inicia el conflicto de 1982, Thatcher, en la piel de Meryl Streep, justifica “terminar una guerra que no empezó” contra “una banda de fascistas”. Al finalizar la guerra de Malvinas, el video de archivo expone ese cuadro de explosión social revertido, con un masivo vitoreo a las tropas triunfantes de regreso en un ardor nacionalista.
En el caso de la era Thatcher, la cinematografía inglesa abunda en películas hechas con una óptica obrera, que integran de manera armónica el conflicto social y su repercusión en el ámbito privado, familiar, o incluso en la cuestión del arte. Películas como Tocando el Viento (1997) o Billy Elliot (2000) tratan sobre el desmantelamiento de la industria minera y sobre cómo la política antiobrera de Thatcher modificó todos los vínculos sociales, incluso los relacionados con la creación artística. En Tocando el Viento, con el posible cierre de una mina también desaparecería la banda de música de los obreros. En Billy Elliot, el hijo de un minero en huelga quiere practicar ballet contra los deseos de su padre, que lo obliga a practicar boxeo, una actividad más afín a la situación de lucha que se vivía por entonces. En The Full Monty (1997), seis trabajadores metalúrgicos despedidos también incursionan en la danza, pero para sobrevivir: se hacen strippers. Lejos de estas tres comedias, y desligada del mundo del arte, This is England (2006) cuenta la historia de un niño inadaptado, hijo de un soldado muerto en Malvinas. El niño integra una banda callejera de jóvenes que comienza a fascistizarse, en un pueblo golpeado por la desocupación y el no future punk de la era Thatcher. El protagonista se debate internamente en un aprendizaje sobre la xenofobia, el nacionalismo y las reales causas por las que murió su padre en la guerra. Una obra muy recomendable.
Como en un juego de espejos que se desarrolla a través del tiempo, la clase obrera se refleja en sus propias creaciones y éstas, inoxidables, pasan a ser un reflejo de su presente.

Tanto J. Edgar como La Dama de Hierro pueden verse en Cuevana. This Is England se puede bajar de Taringa (buscarla por su director, Shane Meadows). Y como recomendación extra, los invito a pasar por youtube y buscar el documental Nuestras Islas Malvinas (1966), realizado por el maestro Raymundo Gleyzer, en su etapa de camarógrafo para Telenoche. Una mirada a la vida colonialista de los kelpers desde adentro, 16 años antes de la guerra. Un documento muy valioso.

¡A peliculear!

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